Bueno, después de una semana de mucho lío, que me deja en una posición evidente de «bloguera amateur», aquí estoy para terminar de una vez mi historia…
Nos quedamos en que cuando fuera, haría todo lo posible por crear ALMA AGUILAR, y fué.
Tras un periodo de miedo, cuando vi que mi proyecto podría estar cerca y realmente dependía de mí, decidí quitarle hierro al asunto y empezar con una pequeña colección, sin la presión de tener que continuar si las cosas se ponian dificiles. Me tomé esa primera colección como un proyecto mas, que si salia bien sería quizá mi bautismo en la profesión, y un cuaderno de viaje, que podria llenar de tachones sin miedo a equivocarme (al final solo tendría que rendirme cuentas a mi misma), siendo la primera de muchas mas. Y en el peor, sería solo eso… entonces, no había nada que perder.
El 1 de Abril de 1998, tome la firme decisión -alta en autonomos incluida!- y durante los siguientes 5 meses, disfrute como una enana, con la ayuda de una joven patronista y una joven cortadora, que me dedicaban su tiempo libre como buenamente podían, con la modista que os comenté había encontrado en mi trabajo anterior (la amiga de Tina, mi protectora acérrima) y por supuesto, el hombro de mi chico que estaba como siempre para TODO, que era mucho.
Disfrute y sufrí a partes iguales, porque no encontrar el hilo del color exacto, que el tinte de los botones de nacar no fuera el que yo había encargado, o que los tejidos se retrasaran dos días, eran problemas con los que así, de repente, no podía vivir!! ni respirar!!, menos mal que los demás vinieron poco a poco…
Tenía que decidir cada día sobre cosas mil cosas que no sabía, pero cada día también me iba a la cama pensando, «se puede, se puede…»
En Septiembre de ese año, en un hotel de Madrid (en aquel momento era un hotel donde muchas marcas presentaban colecciones), presenté mi primera colección. Eran como unas 45 prendas, y para mí la culminación de algo, aunque no sabía qué… Cuando vi toda la colección colgada, el pequeño cartelito en la puerta de la habitación con mi nombre, y puse sobre una mesita central, un ramo de calas blancas y un montocito de tarjetas (hechas en el metro), con mi nombre, pensé:»como he llegado hasta aqui??? y ahora que???».
Para mí, la experiencia ya solo hasta ahí, valió la pena, pero nunca pude imaginar todo lo que vendría después.
Mucha gente pasó a ver la colección, cuando me preguntaban, cuando entraban, cuando tocaban las prendas y las ponían delante de un espejo para verlas mejor, no puedo explicar lo que sentía, pero era bueno, muy bueno. En los 3 días que duró la presentación, mi colección la vieron mas de 300 personas, y para nuestra sorpresa, 30 de todas ellas realizaron un pedido.
Entre Enero y Febrero del siguiente año, teníamos que entregar unas 1100 prendas a toda España.
Ahí realmente fué cuando empezó todo…
No fuí del todo consciente de subir a una noria de la que ya nunca me bajaría.
No teniamos experiencia en la producción, ni en la coordinación de talleres, ni en pedir tejidos y pudimos con todo, todavía hoy, no sé como lo hicimos (de hecho, creo que nunca volvimos a hacerlo tan bien! ja ja ja).
Entre esas 300 personas, habia una periodista que resultó ser la directora de moda de Marie Claire, una seria y muy profesional Piedad Moreno, que me dijo: «tu eres Alma?, puedo tener mañana estas 4 prendas en la redacción?», y yo, casi tartamudeando le dije: «si… claro…por supuesto… «.
Al día siguiente, allí estaba yo, con mis prendas, mi timidez y mis recien estrenados 22 años a cuestas. Recuerdo a Isabel Ottino, a Joanna… todas corriendo por la redacción mirandome un poco como si fuera una extraterrestre… bueno, así me sentía yo… de color verde.
Piedad me recibío con una amabilidad que no esperaba (aunque solo se le veía media sonrisa), mi miedo me hizo pensar que igual ya no le interesaría!. Me dijo: «esto y esto me lo quedo», yo, como no sabía que decir, creo que decidí no decir nada… Ella prosiguió: «por que no traes mas prendas y se las enseñas a las chicas de Cosmo, de Mía…. y bueno, Vogue esta aquí en frente, igual de paso… yo te puedo decir por quien preguntar… porque no esperes que nadie venga a verte a ti… «. Ese fué un gran-enorme-buen consejo.
No sé si ni siquiera le dije que sí, pero al día siguiente, allí estaba, viendo al director de moda de Mía, a la directora de moda de Cosmopolitan y «de paso», a la directora de moda de Vogue… vamos que me cundió la mañana…
Que puedo decir, no recuerdo si andaba o flotaba, no sé como pude con toda mi colección encima, en una bolsa grande de muestrario… Tampoco recuerdo lo que dije al llegar, a veces pienso que quizá de nuevo no dije nada…
Marie Claire, primer reportaje que se publicó sobre mí, año 2000. No vale reirse 😉
A los dos meses, mis primeras prendas estaban presentes en un repor de Marie Claire, a los 3 meses, en una editorial de Cosmopolitan, a los 6 en Elle, y a los 8 en Vogue (ese primer Marie Claire lo compró orgulloso casi todo mi barrio!).
Elle, segundo reportaje importante que se publicó sobre mi, tambien año 2000 (tampoco vale reirse).
Casi un año después (justo cuando decidimos mi chico y yo compartir una oficina, en la calle Lopez de Hoyos, porque a la fuerza y encantada, tenía que crecer), una noche, paseando por la calle Jorge Juan, haciendo tiempo para cenar en nuestro restaurante preferido (al que ibamos con suerte una vez cada 6 meses), vimos un pequeño callejón que no habíamos visto nunca, un lugar muy especial (el Callejón de Jorge Juan). Recuerdo que estaba decorado todavía con las luces de navidad, pequeñitas e intensas, y lleno de esa neblina tan típica de Madrid las noches de invierno, parecía un reducto londinense en pleno barrio de Salamanca. Decidimos entrar, y en ese momento, alguien salía de un pequeño local, apagaba la luz y colocaba un cartel de: «se alquila»… Nos miramos sin decir nada… Mientras cenamos, los dos dijimos al mismo tiempo : «amor… y si?…», y sí!…. apenas un mes y medio después, estabamos instalados allí, sin certezas, sin mas dinero que el que nos hacía falta para pagar dos o tres meses y con la bendita inconsciencia pura de la juventud, para comenzar a vender nuestras prendas directamente al público, ni mas ni menos.
Nuestra tienda del Callejón de Jorge Juan, portada en el shopping de Vogue año 2004.
Recuerdo la sensación cuando vestí a mi primer maniquí del escaparate, y cuando mi abuela vino a ver la tienda justo el día de su cumpleaños, el 18 de abril de 1999, que fué el día que la inauguramos. Su mirada de orgullo de ese día, es mi bastón para muchas situaciones. Mi padre, su contrabajo centenario y su magnifico grupo de Jazz me acompañaron en uno de los momentos mas importantes de mi vida… como no… El momento de colgar en la tienda «abierto», y la primera venta… genial…
Pues allí estuvimos durante los 12 años siguientes…
Así en resumen, mirando hacia atrás, todo parece fácil, (también ayuda la memoria selectiva!), en realidad nada lo fué, pero creo que nunca es fácil lo que de verdad merece la pena, y yo, tampoco soy de quejarme.
Un par de años después, en el año 2001, un día pensé, tanto esfuerzo en cada colección, tanto curro, tantas ganas… Me gustaría que mis prendas llegaran a mas gente… y si intentara desfilar en Cibeles???.
Contacté, me informaron, les envié lo que me pedían (con la incredulidad de casi todo mi equipo, en ese momento ya eramos 8, y quizá con la mía propia). Un mes después, llamarón para conocerme. Me contaron que iban a crear un día para que jovenes creadores pudieran desfilar (no lo había hasta entonces), pero que tenían muchas solicitudes… bla bla bla… Yo dije: «genial, pues si no es para esta edición, será para otra!».
Al final fué para esa… recuerdo que esa edición nos estrenamos en Cibeles Miriam Ocariz, Ailanto y yo…
Elle, reportaje tras comenzar ya a desfilar en Cibeles…
Colección Primavera-Verano 2002 (en Septiembre 2001), fue mi primer desfile…. y al menos hasta ese momento, con 23 años, yo, la mas joven en desfilar.
Desde ahí, la historia mas reciente es la que un poco, el que mas y el que menos ya conoce.
Todo, todo lo que os he contado aquí, son las aventuras y desventuras por las que adoro mi trabajo para poder odiarlo de vez en cuando, y a través de las cuales he crecido y aprendido tanto. Un trabajo profundo en la esencia y fríbolo en lo superficial, agradecido y desagradecido a partes iguales, extraño y adorable depende del momento, pero adictivo, eso si…
Alma